Desde que el hombre descubrió que podía obtener una fibra vegetal de los sauces, nació también un nuevo arte: “el tejido en mimbre” y fueron los egipcios los pioneros de esta expresión artística. La técnica ha pasado de generación en generación y consiste en utilizar el tallo y las ramas de la planta, ya sea en todo su grosor para el marco o en lonjas cortadas longitudinalmente para formar el tejido.
La popularidad del mimbre pasó de Egipto a la antigua Roma. Los historiadores afirman que los romanos utilizaron cestas de mimbre para transportar los artículos en Pompeya y para fabricar sus muebles. Se cree además que Roma difundió el arte del tejido en mimbre por toda Europa.
En los años 1800 el mimbre se hizo muy popular en Europa y América del Norte. En la era Victoriana, los ingleses apreciaban mucho los muebles de mimbre porque los consideraban más higiénicos que los tapizados. Por este motivo adaptaron el mimbre a los distintos estilos. También en Estados Unidos, a través de la compañia Wakefield se comenzó la elaboración de muebles de mimbre en la década de 1850.